Un buen decorador sabe que el sofá de un salón es su espina dorsal, el eje de su personalidad. Todo depende del tamaño, del espacio, de si el salón es también comedor o de si hay terraza, influyen muchos factores, pero haceos la pregunta: ¿Qué es lo primero que miráis cuando entráis en el salón de una casa por primera vez?
Escoger al comprar sofá, o un conjunto de sofá y sillones o un chaise longue (se escribe así, y no chaislong) puede ser un asunto complicado, y pasearse por esas grandes superficies del mueble viendo uno y otro sin asesoramiento, cuando menos, desorienta. A nosotros nos encanta que nos lleguen clientes que saben perfectamente lo que quieren, e incluso lo quieren a medida y en exclusiva (no es tan caro diseñar tu propio sofá). Para echar un cable, por nuestra parte, dejamos una serie de consejos que pueden ser útiles:
- Cosas a tener en cuenta: espacio, color, tamaño.
- Para empezar hay que decidir en qué lugar va, si va contra la pared o dividiendo un gran salón en dos partes (lo ideal es colocar una mesa muy estrecha y de la misma altura detrás del respaldo en este caso, como las mesas de recibidor), y saber con qué medidas deberíamos contar. Sobre la altura, lo normal es que dependa de la altura del salón y del resto de muebles. Lo ideal es que esté más o menos por la cadera. Hay una norma que dice que los cuadros y decoración de pared ha de estar a la altura de los ojos, pero cada vez nos gustan más las decoraciones que combinan alturas o que los colocan en alto obligando a levantar la cabeza… Si esto lo combinamos con sofás un poco más bajos de lo normal, podemos crear una sensación de espacio extra, siempre que no se generen desconexiones visuales.
- El color debería estar en armonía con el resto de muebles y con el color de la habitación. Últimamente es tendencia comprar sofás multicolores, y es cierto que resulta divertido, pero en nuestra opinión es un poco más tenso y llama menos a la relajación… ¡Pero es cuestión de gustos, eh!
- El tamaño depende del espacio, pero también de la vida que el sofá vaya a tener. No es lo mismo una familia de tres personas que una persona que vive sola, ni una familia de seis que una pareja de jubilados que sale poco o un/a soltero/a que no para nunca en casa. Nosotros apostamos por algo grande, si es que cabe. Puede parecer una locura, pero incluso la vista descansa más si vemos un sofá grande, aunque no lleguemos a sentarnos en ese momento.
- Combinación. ¡Mezclar es lo mejor! Si tenemos sitio suficiente, y sin tampoco caer en la estridencia, lo ideal es poner un sofá y un sillón diferentes, por ejemplo uno de los sofás chill out Rainbow Alto con un sillón puf Paros en el mismo color (¿por qué no?) o una silla BKF.Además, si no podemos acceder a un chaise longue o queremos disponer de un conjunto más maleable, lo idel es contar con pufs como los cilíndricos soft como reposapiés, o con pufs cuadrados para que sean aún más sólido.
- Alternativas. ¿Por qué ha de ser un sofá al uso? Podemos también recurrir a divanes si buscamos una decoración chill out más intensa, a sillones puf más modernos, o combinar, como decíamos antes, un sofá tradicional con pufs gigantes.